La corrosión del hierro y su prevención

Publicado en: Notas | 11 septiembre, 2020

La corrosión de metales es un proceso químico o electroquímico en el que el metal se convierte en un óxido. Es un ataque gradual provocado por gases, ácidos, sustancias naturales, entre otros. 

Mecanismos básicos de corrosión:

  • Ataque químico directo. Se genera fundamentalmente por sustancias gaseosas corrosivas, en las que no hay paso de corriente eléctrica a través del metal.
  • Ataque electroquímico. Es generado por el contacto con un electrolito, en otras palabras, con una disolución iónica, en el que se establece una separación entre ánodo y cátodo, por el que existe una circulación de corriente eléctrica.

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La susceptibilidad de un metal a la corrosión depende en cierta medida de su potencial de oxidación.

Para que el hierro sufra un proceso de corrosión es necesaria la presencia de un medio acuoso y de oxígeno, que actúa de cátodo; la propia estructura de hierro sirve de ánodo y también como conductor de los electrones, y cierra el circuito de la propia celda galvánica.

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Con el fin de disminuir el grado de corrosión en el hierro se aplican diversos métodos, a continuación presentamos algunos de ellos:

  • Técnica de pasivado. Consiste en sumergir el hierro en una disolución concentrada de un oxidante fuerte, como ácido nítrico o dicromato de potasio, y de esta manera provocar la formación de una capa superficial de óxido de hierro que impide que la corrosión progrese al interior.
  • Recubrimientos superficiales. Este proceso tiene el objetivo de evitar el contacto entre el metal y los agentes externos corrosivos (como el oxígeno y el agua), mediante pintura, o con un recubrimiento metálico, realizado mediante electrodeposición o por inmersión en un metal fundido.

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  • Protección catódica. Es el procedimiento en el que se conecta la estructura de hierro que se quiere proteger a un metal que presente más tendencia a oxidarse, es decir, que tenga un potencial de reducción más negativo, por ejemplo, el magnesio. El hierro actúa como cátodo y metal en contacto con él, como ánodo y se consume, lo que provoca la formación del óxido de dicho metal (ánodo de sacrificio).

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