Limpieza a fondo: antes del recubrimiento
Se puede pensar que después de preparar la superficie ésta se encuentra lista para ser recubierta, sin embargo cualquiera que haya sido el método utilizado para su tratamiento, la presencia de elementos que fueron desprendidos podría afectar el resultado del recubrimiento.
Al concluir con el método de preparación, el acabado y limpieza previa al recubrimiento, ayudará a que la superficie se encuentre en un estado más adecuado. Esto se puede realizar a través de diferentes procesos. El agua resulta un buen agente limpiador en la mayoría de situaciones, sin embargo para la limpieza de metales resulta una mala opción, no por ello hay que prescindir de ella. Los detergentes empleados para el acabado antes del recubrimiento regularmente necesitan ser diluidos en agua.
Limpiadores
Existen diferentes limpiadores dentro de los que se pueden destacar los limpiadores en emulsión y los alcalinos. En emulsión. Por lo general son emulsiones de keroseno/agua pre-emulsionados o concentrados con base de keroseno, los cuales se emulsionan cuando se les agrega agua. El modo en el que se pueden emplear es a través de un equipo de rociado o aspersión, y como limpiadores por inmersión, ambos resultan muy eficientes. La mayoría de estos limpiadores operan a temperaturas bajas y, en algunos casos, a temperatura ambiente.
Alcalinos. Son muy efectivos para la remoción de aceite, grasa y suciedad.
En el procedimiento que implica el uso de los limpiadores alcalinos, la pieza se rociará o sumergirá a una solución acuosa caliente, ésta resulta de una mezcla de álcali. En este proceso resulta más efectivo el empleo a través de rociador ya que las temperaturas requeridas van entre los 70 y los 90°C, además el tiempo de rociado puede variar entre los 5 y los 60 segundos, mientras que la inmersión puede tomar entre 1 y 5 minutos.
La forma más común de realizar la limpieza final antes del recubrimiento es con el empleo de solventes sobre trapos o estopas para retirar los materiales que pudieran perjudicar el siguiente paso. Tanto las estopas como el disolvente se deben cambiar con frecuencia durante la limpieza para evitar que los materiales desprendidos y contaminantes se puedan esparcir a lo largo de la pieza.