No hay empleo, y tal parece, que tampoco empleados.

México es uno de los países donde más se trabaja y menos se descansa, irónicamente no necesariamente se refleja en mayor productividad y menos aún, en una mejora material de las condiciones de vida de la población.

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La razón fundamental se encuentra en la baja especialización de la fuerza laboral de la fuerza laboral que, al no contar con dicha preparación y práctica, se ve en la necesidad de tomar trabajos de ayudante de esto y auxiliar de aquello; otros a manejar un taxi microbús o de plano al comercio informal.

La tasa de desempleo en el país se establece en alrededor de 5.2%, similar a la de Alemania y por debajo del promedio de la OCDE. Pero siendo sinceros, éstas cifras son sólo números alegres que emite el gobierno, y que en el mejor de los casos, sólo miden la ocupación, no la calidad del empleo. También es cierto que se deja afuera el empleo informal, predominante en el país, ya que 29.3 millones de personas laboran bajo esta condición, es decir, seis de cada diez personas trabajan sin ningún tipo de seguridad social, de acuerdo con datos del INEGI.

Irónicamente, no hay empleo, y tal parece que, tampoco empleados; ya que numerosos talleres de reparación automotriz tienen serias dificultades  para cubrir sus vacantes, puesto que la oferta de empleo de mano de obra disponible no cumple con los requisitos exigidos, en especial para actividades y oficios que requieren de cierta calificación como son operadores de bancos de estiraje, técnicos en colorimetría, soldadores, técnicos aplicadores de pintura líquida y en polvo o pulidores, sólo por mencionar algunos campos de trabajo en el taller de reparación.

En entrevista con el ingeniero Osiel Velázquez, director de operaciones de CESVI México, se tocaron puntos importantes sobre el desarrollo de las consecuencias que éstos factores generan. Adquiere ya nuestra edición 11 de Ferrepro, disponible en locales cerrados, puestos de revistas, Sanborns y directamente en nuestra redacción.